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Árboles con líneas

El árbol perdido



Después de fotografiar diversos árboles y empezar a verlos con otros ojos, los ojos del arte, elegí este como el árbol sobre el que quería trabajar.



¿Por qué? Creo que la imagen lo dice todo. Para mí es un árbol diferente al resto, que posee colorido tanto en sus hojas como en el ambiente que le rodea, y su tronco... ¿qué decir de él? Esa manera en la que se retuerce o se enrosca en sí mismo le hace que sea especial y original, diverso al resto.



A mí, personalmente, la fotografía me transmite esa paz y tranquilidad de un lugar en el que realmente te quieres perder, sobre todo en esos momentos en los que más necesitas estar sola.

El árbol perdido en líneas

Después de realizar el dibujo del árbol, di un paso más: su descomposición en líneas.



En un primer momento no sabía bien cómo realizarlo. El tronco era más fácil que el resto (porque este ya tenía implícitas en la madera las líneas de descomposición. Pero ¿qué hacer con el resto? ¿cómo plasmarlas en papel?



La observación de la fotografía es muy útil, pero ha sido necesaria una reflexión previa acerca de las líneas, su trazo y su dirección. Tras ello aprendí la importancia de entregarte a lo que se quiere dibujar, y no sólo intentar dibujarlo, sino pensar en ello, reflexionar y llevarlo más allá del propio papel, dejar que entre y sea parte de ti.



 

El árbol perdido en acuarela
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La primera manipulación de la imagen anterior consiste en la realización en dibujo de este árbol, destacándolo respecto del resto.



Al realizar el dibujo he sido capaz de destacar aquello que hace propio al árbol: el verde colorido de sus hojas, su tronco enredado y la base sobre la que descansa. Aprendiendo que la mejor manera de dar forma al dibujo es hacerle tuyo, dejar que esa imagen, este árbol, entre en el corazón. Así mente y corazón pudieron desarrollar la imagen que encontramos a la izquierda.



 

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